EL DEVASTADOR REIGN IN BLOOD DE SLAYER QUE DEFINIÓ EL DEATH METAL

ARTE&SHOW | 30 Nov 2017

VISOR BOLIVIA / Jhona Drako Buendia.- Pasa muchas veces que un vinilo, un cassette, un CD, deja bien marcado en la cabeza, en el alma, en la psique, recuerdos y sensaciones imborrables, sobre todo de la primera vez que lo escuchaste, sentimientos de satisfacción total o tal vez un mal sabor de boca (esto último me pasó con muchos de los discos de Paul McCartney). Hay discos que te hicieron soñar, otros que te transportan a momentos y fechas específicas o que te influenciaron tanto, que son vitales en tu existencia. 

Hoy me pasó eso con el disco que escucharemos este jueves, recordé la primera vez que hice ese ritual de la vieja escuela: quitar el plástico del cassette, sacarlo de su caja, colocarlo en el reproductor y mientras examinaba el booklet presionar play. Inmediatamente este cassette saltó hacia mí como un animal endemoniado, su gruñido directamente en mis oídos me dejó atónito y empezó a mutilar mi cuerpo con sus garras, dejándome como un pedazo de pulpa sanguinolenta en el piso en menos de media hora (imaginen la escena clave de The Revenant, pero en lugar de un oso, fue un cassette) eso específicamente sentí la primera vez que escuché uno de los discos más agresivos y violentos de la historia del metal, la perfección del thrash y el inicio del death metal en toda su gloria.

Hoy recordamos el tercer disco de Slayer, el destructor "Reign in blood".

Después de saborear el éxito con "Hell Awaits" (1985) Slayer estaba listo para grabar su obra maestra, por lo menos esa era la visión inmediata de Tom Araya (vocal y bajista) Jeff Hanneman (guitarrista), Kerry King (guitarrista), Dave Lombardo (baterista) y su manager Brian Slagel, quien fue el primero en sugerir abandonar Metal Blade Records y buscar una nueva casa disquera y un productor visionario. A regañadientes la banda hizo caso al consejo de Slagel, al poco tiempo se contactó con Slayer "Def Jam Recordings" quien tenía a la cabeza a un genio que estaba haciendo discos increíbles, el maestro Rick Rubin, que junto a Russell Simmons eran los productores más innovadores del momento, a excepción de Dave Lombardo el resto de la banda no estaba muy convencida de entregar semejante responsabilidad a una casa disquera que en su mayoría producía hip hop (Run DMC y LL Cool J.).

Fue Lombardo quien se contactó con Def Jam para invitar a Rubin a un concierto de Slayer, Rubin asistió junto a Glen E. Friedman productor del primer disco de Suicidal Tendencies, es ahí donde Slayer notó y se convenció que Def Jam estaba realmente entusiasmado por producir el siguiente disco.

Inmediatamente, Rubin los llevó a Seatle para una sesión de fotos pues para él no había una foto que les haga justicia hasta ese momento. Después de negociar y firmar el contrato para Def Jam, Rubin y toda la banda se traslada a Los Angeles California donde empieza la grabación, el cambio que le hizo Rubin a Slayer fue radical, letras, imagen, sonido, Rubin compacto el sonido de Slayer aumentando la velocidad, los tiempos eran asesinos. El primero en sorprenderse y elogiar el trabajo que estaba haciendo Rick Rubin fue el guitarrista Kerry King, quien se mostró muy satisfecho por el cambio y la velocidad devastadora que estaba adoptando el disco.

El guitarrista Jeff Hanneman contó alguna vez que la fórmula fue simple "...mientras Megadeth y Metallica repetían estrofas o riffs, y hacían solos largos que prolongaban la mecha de las canciones, Slayer quitó todo eso y el resultado fue directo y conciso, un disco de no más de 29 minutos. Cuando terminaron de grabar el disco, Rubin los reunió a todos y les dijo ¿se dan cuenta lo corto que es esto?, los miembros de Slayer se miraron y le respondieron ¿y qué?.

La distribuidora de Def Jam, Columbia Records se negó a lanzar el álbum por la violencia de las letras y la portada diseñada por Larry Carroll. Pese a ese pequeño inconveniente Reign in Blood es lanzado al mercado el 7 de octubre de 1986 e inmediatamente se convierte en una obra de arte del metal, la crítica lo tiene en un estante de oro, Reign in Blood es un disco obligatorio, influencia vital de gente del calibre de Zoltán Farkas de Ektomorf por ejemplo, o Max Cavalera, la batería de Lombardo en este trabajo motivo la técnica de Paul Mazurkiewicz de Cannibal Corpse, tremenda escuela que hizo Slayer con este álbum.

Escuchemos este jueves un disco que convulsionó la escena del metal dejando secuelas de por vida, un álbum que supo ser veloz como el punk mantener su distancia del thrash y abrir la puerta al death metal, un vuela sesos plasmado en sonido, al Reign in Blood de Slayer. ¿Track favorito?

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