“Macron: El 'delfín' del establishment global”

OPINIÓN | 10 May 2017

(Por: Erick Fajardo Pozo, 10 mayo).- No descalifica a Macron la posibilidad de su sexualidad clandestina, sino su exprofesamente asexuada identidad política. Macron es una prótesis; un apéndice injertado en una cirugía de emergencia al agónico establishment francés.

Y muy a contrapelo de su auto-narrativa del “delfín de la tercera vía”, Macron es nada más el producto prematuro de la copulación apresurada entre los opuestos aparentes de siempre. Es el resultado de un embarazo forzado, gestado entre la desesperación y el miedo a la extinción de un sistema político y financiero al que estos resultados electorales no salvan de su diagnóstico terminal.

Tuvieron que juntarse casi todos los clientes del modelo en una orgía contranatura; en una fugaz cohabitación de brujos de todos los credos, para invocar a un espanto todavía más despreciable que la hediondez de su propia agonía; algo que inspirara un poco más de rabia que el fracaso globalofílico: el espectro del nazismo.

El miedo a la historia corta es aún mayor que el miedo a la incertidumbre en una Francia que optó por un “populismo de tibios” antes que por una radicalización nacionalista.

Somos víctimas eternas del impulso a parchar, antes de cambiar la rueda. Pero, haga lo que haga, un enfermo terminal sólo alcanza a comprar tiempo. Y ese cóctel colorinche de remedios caseros, ese placebo de factura incierta, apenas disfrazará los síntomas y alargará la agonía de un estado francés y un modelo de Europa en crisis.

Macron es el rehén hemofílico de su propia progenie; el hijo de una alianza con muchos padres; un castratti que recita con melodiosa voz la epopeya victoriosa de los grupos económicos de siempre; un eunuco de talento fascinante para la oportunidad pero sin capacidad de sobrevivirse a sí mismo.

¿Cuánto ganó y cuánto perdió Francia con los resultados de este domingo? En mi criterio, apenas unas horas, antes de tocar fondo.
Macron es una tibia respuesta a Le Pen, no a la crisis de Francia. Y su llegada a los Campos Elíseos es apenas una adenda a la deuda vencida del neocolonialismo globalofílico con la historia de Europa.

/*Erick Fajardo fue asesor político y es maestrante de Gobernanza y Comunicación Estratégica de la Universidad George Washington/

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