Escribe Rodolfo Faggioni

Vientos de guerra en oriente próximo

Bolivia opina

OPINIÓN | 8 Ene 2020

La venganza iraní por el asesinato del poderoso General Qassem Sulaimani y del Jefe Adjunto de las Fuerzas de Movilización Popular de Irak Abu Mahdi al Muhandus, ordenado directamente por el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, se ha hecho realidad.

La Guardia Revolucionaria ha empezado con la “Operación Martir Salaimani” con ataques misilísticos hacia bases estadounidenses como la de Al Asad y Erbil en Irak. Una docena de mísiles de corta y media distancia han sido disparados hacia bases aéreas que albergan tropas de los EE.UU. y de la coalición

El líder supremo iraní Alt Jameini ha prometido vengarse y no hay ninguna duda que así será. No necesariamente la respuesta de la República Islámica podría llegar de inmediato, sobre todo por cuestiones de organización en el campo militar y de inteligencia. La “dura venganza” podría ser terrible. podrían atacar en cualquier lugar y en cualquier momento, en Oriente Medio, en los Estados Unidos, Europa o en otras partes del mundo y los objetivos podrían ser tanto militares como civiles.

Sobretodo si el acuerdo nuclear iraní firmado en Viena en 2015 para limitar y tener bajo control las actividades de la República Islámica en el campo atómico, no tuviese más validez. En 2018 por decisión del presidente Trump, los Estados Unidos salieron del acuerdo restableciendo fuertes sanciones ecnómicas contra Teheran que en respuesta comenzó a reducir gradualmente sus obligaciones en virtud de este pacto. Europa, China y Rusia se mantuvieron fieles al acuerdo. Entre los puntos claves estaba el stock de uranio enriquecido. Para 2025 se acordó bajar de los 10.000 kilos actuales poseídos por las autoridades de Teheran a 300 kilos (-98%).

Por ahora, el verdadero peligro son los famosos “ataques cibernéticos” que los iraníes, verdaderos especialistas, podrían lanzar con consecuencias desastrozas en todo el mundo occidental. La amenaza más concreta, parece ser por ahora, una ofensiva, en gran escala y sin precedentes, de los hackers de Teheran y aquellos que apoyan el régimen de los ayatolá para sabotear redes informáticas de todo tipo, no solamente del Gobierno Federal, sino también bancos, compañías petroleras, aeropuertos, puertos, hospitales e infraestructuras vitales para la seguridad nacional, como represas, redes de transporte, centrales eléctricas y centrales nucleares.

El presidente de los Estados Unidos ha hecho imprevisible toda su política exterior con grave peligro para toda la humanidad entera. Estamos a la merced de una auténtica bomba de relojería.

//*RODOLFO FAGGIONI es periodista y corresponsal en Italia. Miembro Efectivo de la Prensa Internacional//

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