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Jueves, 18 de Abril de 2024

Escribe Diego Ayo Saucedo

Trinidacito en el olvido o el modelo de la oligarquía azul

OPINIÓN | 10 Mar 2019

EL DEBER publicó el domingo 3 de marzo un brillante reportaje sobre Trinidacito. El autor es Iván Paredes y el encomiable trabajo se publicó en el suplemento Séptimo Día. Pero, ¿por qué importa comentar lo que sucede con no más de una centena de bolivianos?

Si hacemos cálculos estadísticos, esta población inmersa en el corazón del Tipnis, no representa más que el 0,001% de la población. ¿No es mejor ocuparnos del otro 99,99% de los bolivianos y nos dejamos de lamentar por estos pocos ciudadanos bolivianos? La respuesta es un rotundo no. Y no solo porque estamos hablando de un pueblo digno que sufre la venganza gubernamental al no haberse vendido a los encantos de Quintana, las motitos, las pegas y un sinfín de regalitos desinteresados. Por supuesto que esa actitud merece no una columna sino como mínimo un libro entero. Ya llegará el momento en que podamos ensalzar el inmenso valor de estos seres humanos tan obscenamente olvidados. En esta reflexión los quiero “usar” para ejemplificar cómo funciona la maquinaria gubernamental. Me valgo de algunos ejemplos.

Ejemplo 1: dos empresarios se encuentran con el presidente Evo. Uno de ellos ha criticado (levemente) el pago del doble aguinaldo mostrando su oposición al gobierno. Este empresario genera 452 empleos, paga puntualmente sus impuestos y produce mercancías de exportación. Su colega ha manifestado su adhesión al proceso de cambio. Produce 15 puestos de trabajo. Ha renegociado el pago de sus impuestos en alguna de las muchas ocasiones de repago negociado promovido por el gobierno. No produce nada e importa mercadería china. ¿A quién privilegia el señor Morales? No hay duda, al segundo empresario. Pero, ¿y los puestos de trabajo que ha creado el primer empresario? ¡Da igual!, así la cifra fuera de 2.000 empleos, ese caballerito critica al gobierno y ahora se le acaba de encontrar pagos impositivos con facturas falsas. El empresario lo niega y termina acordando un pago mínimo a cambio de no meterse ya en política. Y el segundo empresario, será un redomado inútil pero vota por Evo.

Ejemplo 2: algunos enfermos de cáncer han pedido al presidente que los apoye. El presidente manifiesta que acaba de enterarse de ese mal que aqueja a la población. Se le plantea al primer mandatario dos alternativas. Primera alternativa: se puede dar a los 15.000 enfermos de cáncer organizados y exigiendo mejoras inmediatas, ayuda por valor de 25 millones de dólares. Segunda alternativa: se puede construir un estadio en Villa Tunari con ese mismo monto que irá en beneficio de al menos 20 mil compañeros cocaleros. ¿A quién privilegia el señor Morales? No hay duda, a sus hermanos cocaleros. El razonamiento es simple: ellos van a votar por mí. Los enfermos de cáncer quizás ya no voten en la siguiente elección y, si lo hacen, estarán cabreados con el gobierno y significarán votos para la oposición.

Ejemplo 3: algunos dirigentes de los colonizadores y algunas hermanas Bartolinas prometieron marchar hasta La Paz para proteger al proceso de cambio de la derecha imperialista y que van a luchar por lograr la rerere-elección del hermano Evo. Otros dirigentes indígenas se han opuesto a los designios del presidente Morales: rechazan la carretera al Tipnis, no aceptan la exploración en Tariquía y se oponen a la construcción de la hidroeléctricas del Bala y el Chepete. Sin embargo, lo hacen en nombre de la Pachamama que tanto defiende el presidente en eventos internacionales y en honor a la plurinacionalidad reconocida -¡por fin!- en la Constitución. ¿A quién privilegia el presidente Morales? A sus huestes leales que vienen recibiendo por sexta vez recursos fiscales del Fondo Indígena, el Evo Cumple y/o el programa Mi Agua. Del otro lado, están aquellos que osaron oponerse a las iniciativas gubernamentales como Trinidacito que por actuar en defensa de la democracia comunitaria, el respeto a la identidad indígena y el amor por la naturaleza, se quedaron sin un mango. Los ejemplos podrían alargar esta reflexión indefinidamente. El MAS no es el gobierno de los más débiles y marginales. Lo fue. Ya no lo es. El MAS gobierna para el beneplácito de una cofradía minúscula aliada a grupos de poder (indígenas o no) absolutamente leales. Asimismo, el MAS no es ni por asomo un gobierno de los bolivianos. Es un gobierno de legiones clientelares que sirven al líder (autocrático). Los empresarios eficientes, los cancerosos y/o los indígenas más relegados, entre tantos otros, pueden esperar. Lo que no puede esperar es este modelo de privilegios para pocos y olvido, persecución impositiva y judicial y/o represión para muchos.

Trinidacito nos abre esa ventana y no debemos cerrarla ya más.


//*DIEGO AYO SAUCEDO ES POLITÓLOGO, INVESTIGADOR SOCIAL Y DIRECTOR DE LA FUNDACIÓN VICENTE PAZOS KANKI//

//**LOS TEXTOS REPRODUCIDOS EN ESTE ESPACIO DE OPINIÓN SON DE ABSOLUTA RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO COMPROMETEN LA LÍNEA EDITORIAL PLURAL – LIBERAL DE ESTE MEDIO DE COMUNICACIÓN// 

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