Escribe Carlos Armando Cardozo

Muerte e impuestos

Escribe Carlos Armando Cardozo

OPINIÓN | 26 May 2020

Parafraseando a Benjamin Franklin “No hay nada seguro en la vida, solo la muerte y los impuestos”, una verdad que damos por sentada y sacramentada como sociedad. Así es que concebimos un Estado, de diversos tonos dentro del espectro político bajo un mismo principio, el Estado te protege, te alimenta, te cuida, te da trabajo, te representa.

Todas falacias cuando te das cuenta de la necesidad insaciable del Estado por recursos, con cada derecho que se crea, existe un impuesto para financiarlo. Resulta ¿justo, correcto, equitativo? Lamentablemente no. A pesar de financiar derechos ajenos, uno es sujeto de un saqueo sistemático de sus ingresos, de su riqueza para satisfacer ese sentir de “igualdad” tan trillado que se maneja como un ideal noble al cual el Estado viene encaminando todas sus políticas desde el inicio de los tiempos, ¿los resultados? tan solo miren a su alrededor.

Ya escuchó sus críticas, ¿Por qué tanta animadversión con el Estado? El problema no es el Estado sino los políticos que asumen la dirección del mismo, acaso no vio lo que fue el gobierno del MAS, los 14 años de abusos corrupción y despilfarro. Hoy en cambio la situación es diferente, porque al tener una renovada administración de transición con caras nuevas se avizoran mejores días; corrupción, excesos, libertades individuales coartadas, improvisación, conflictos sociales, violencia, todas externalidades en una situación de excepción (pandemia) están a la orden del día.

El ciclo se repite una y otra vez ¿por qué? Es un problema de costo beneficio, que el ciudadano no contempla al momento de entregarse ciegamente a la seguridad que el Estado le hace creer que garantiza. En base a datos del informe presentado por el Banco Interamericano de Desarrollo (“Mejor Gasto para mejores vidas”; Izquierdo, Pessino, Vuletin, 2018) que analizan la eficiencia del Gasto Publico en los países de América Latina en las últimas 3 décadas incluyen un concepto denominado “filtraciones del gasto público” que en palabras sencillas hace referencia a las desviaciones de recursos en corrupción, contratación injustificada de funcionarios públicos, contratación de servicios en licitaciones direccionadas carentes de transparencia, entre otros; se pudo realizar una evaluación sobre el costo beneficio que supone mantener un aparato burocrático desde una perspectiva exclusivamente económica.

La información del BID necesitaba de datos sobre los Ingresos Corrientes y Gastos Corrientes, de estos últimos se utilizó particularmente los de Servicios Personales y Bienes y Servicios bajo el comportamiento de contratación seguida durante el periodo 2005-2018, personal temporal en calidad de consultores en línea que reemplazaron la contratación convencional de personal justamente por las restricciones y requerimientos que suponía crear un nuevo puesto en la burocracia.

Los resultados dan cuenta de una realidad por demás evidente que ningún ciudadano o líder político ha cuestionado abiertamente. ¿Cuánto cuesta un burócrata? ¿Cuánto genera ese burócrata al país? ¿Cuál es el beneficio/costo de tenerlo ahí? Si comparamos el año 2005 donde el costo per burócrata era de 45.794,63 bolivianos al año este se incrementó escandalosamente a 132.451, 03 bolivianos al año para el 2018, hablamos de un 189% de encarecimiento del burócrata per se.

Por otro lado, los ingresos corrientes por burócrata para el año 2005 eran de 99.661,16 Bs. que se incrementaron a tan solo 188.378,43 Bs. per burócrata es decir una subida del orden de 89% en el mismo lapso de tiempo que los costos.

Ahora bien, a este costo incluiremos los costos derivados de las filtraciones del gasto público, puesto que son los burócratas quienes ocasionan estas distorsiones al momento de proveer de bienes y servicios desde el Estado a la ciudadanía. De acuerdo al informe del BID, Bolivia ha registrado ineficiencias en su gasto público en una proporción de 6,3% del PIB nacional en promedio dado el análisis histórico de 3 décadas de información (1990-2019).

Incorporando este costo adicional al costo per burócrata anteriormente descrito tendríamos un plus para el año 2005 de 21.351,25 Bs por burócrata y 30.860,76 Bs. en 2018. Pasando en limpio toda la información presentada hablamos de una utilidad bruta per burócrata de 32.544,98 Bs anuales el año 2005 y en el extremo opuesto (2018) una utilidad bruta per burócrata de 25.066,64 Bs.

En conclusión, mientras el número de empleados creció en 150% entre 2005 y 2018 (227.270 empleados a 568.308 de acuerdo a cálculos propios utilizando el Índice de Empleo del Sector Público, INE 2020) la productividad traducida en mayores niveles de utilidad bajo en un 23%. En términos beneficio/costo tenemos para el año 2005 un índice de 1,48 que para el año 2018 cayó a 1,15 bajo los mismos criterios y consideraciones anteriores.

¿Siguen pensando que el problema son los políticos? Una nueva ley, un nuevo ministerio, una nueva dirección nunca harán la diferencia. El Estado se aplazará una y mil veces, lo hizo el MAS, lo hace Juntos y lo harán los siguientes sino cambiamos de mentalidad.

No hay nada seguro en la vida, solo la muerte, impuestos y la fe ciega al Estado.

//*CARLOS ARMANDO CARDOZO LOZADA es economista, máster en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático y presidente de la Fundación Lozanía//

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