Escribe Luis Christian Rivas

La perversidad del asistencialismo

OPINIÓN | 16 Oct 2019

La Ley General para Personas con Discapacidad refleja la política asistencialista y paternalista de una mentalidad que trae consecuencias no esperadas por los burócratas. Una ley que responde a una Constitución Política del Estado (CPE) de corte estatista-socialista que adopta políticas de discriminación positiva violando el principio de igualdad de todos ante la ley y neutralidad del Estado.

Esta ley otorga protección y nos encontramos con el art. 6 (Derecho a la vida), que dice: “El Estado Plurinacional de Bolivia, garantiza el derecho a la vida de las personas con discapacidad, desde su concepción, al igual que el resto de las personas”, cuando la Sentencia Constitucional 206/2014 es utilizada por abortistas como herramienta jurídica para quitar la vida, igual se pretende aumentar las causales del aborto en un nuevo Código Penal, ¿los progresistas no abortarán por motivos eugenésicos?, ¿sólo las personas con discapacidad serán protegidas del aborto?, ¿Si el niño concebido en violación es detectado con alguna discapacidad, puede ser sometido al aborto?

Muchas personas pueden estar calificándome de egoísta e inmisericorde, pero la lógica perversa del asistencialismo es nefasta porque quita la autoresponsabilidad para delegar ésta en manos de los burócratas, levantar la mano para esperar migajas y rebajar la dignidad al capricho de los gobernantes. El sacerdote Pedro Opeka, enemigo a ultranza del asistencialismo, enseña a los pobres a salir de su condición con su propio esfuerzo: “A los pobres hay que ayudarlos con trabajo. El asistencialismo sólo genera dependencia”, la fórmula se concentra en valores de respeto, trabajo, ahorro, honestidad, disciplina; pero asistir es repartir dinero, para distribuir, primero se tiene que crear riqueza. ¿Por qué los políticos solo prometen asistencia, bonos, rentas y subsidios, no hablan de recortar impuestos y cerrar ministerios?, porque la rebaja y eliminación de impuestos da poder al sector privado, mientras que las subvenciones, rentas y bonos dan poder al Estado.

El filósofo Michael Novak manifestaba que “el matrimonio, la unidad familiar, fueron el departamento original de salud, educación y bienestar”, es decir, la familia tiene el rol natural de ser la “agencia” de bienestar de los hijos, mujeres y abuelos; nuestros bisabuelos despreciaban cualquier tipo de regalo por considerarlo indigno o fuente de dependencia, hoy en día, esperamos que el papá Estado nos proteja de la “cuna a la tumba”, niños que esperan su bono, mujeres embarazadas que esperan su bono, abuelos que esperan su renta, esto provoca que hijos se desentiendan de su obligación con sus padres, hombres de su obligaciones con su pareja encinta, padres de sus hijos, etc. Esta es una lógica perversa que provoca dependencia y falta de responsabilidad. ¿Qué pasa si la familia no puede hacerse cargo de los gastos de las personas vulnerables? Entonces la sociedad civil, mediante instituciones como las iglesias y fundaciones han sido las llamadas a ayudar a los necesitados, pero el Estado elimina toda competencia, quiere acaparar el monopolio de la asistencia atacando los valores familiares, sociales, religiosos, empresariales mediante leyes impositivas, fiscales, burocráticas y de rigidez laboral.

¿Cómo podemos pedir inamovilidad laboral para las personas con discapacidad si ni siquiera hay empleo para los nuevos universitarios? Entonces, busquemos el empoderamiento de la empresa privada, de la empresa familiar, si hay dinero en el bolsillo de los padres, esposos y abuelas, estos no van a extender la mano por rentas, bonos y subsidios, quieren implementar leyes de primer mundo en países pobres, las sociedades que optan por el asistencialismo antes tienen que ser ricas.

//*LUIS CHRISTIAN RIVAS SALAZAR es abogado y representante del Instituto Libertad, Capitalismo y Empresa ILCE//

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