Informe preliminar de Aerocivil de Colombia establece que tragedia aérea se dio cuando el avión quedó a menos de 10 mil pies de la altura mínima requerida sin posibilidad de reactivar ninguna fuente de energía para reaccionar
SEGURIDAD | 26 Dic 2016
El informe preliminar sobre el accidente aéreo del avión LaMia del pasado 28 de noviembre se dio a conocer este lunes desde Bogotá, Colombia, conforme a la Convención de Chicago, y fue la dirección de Aeronáutica Civil (Aerocivil) de ese país que concluyó que el siniestro se dio por irregularidades en el plan de vuelo y la falta de combustible.
El director de Aerocivil, Alfredo Bocanegra, aclaró que el informe no busca identificar a los responsables sino a establecer las causas del accidente. Asimismo agradeció la cooperación de las autoridades de Brasil, Reino Unido y Bolivia, aunque en este último no se logró la información necesaria desde la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares de la Navegación Aérea de Bolivia (AASANA) sobre las comunicaciones iniciales con la nave.
La extensa exposición técnica fue brindada por el coronel de aviación Freddy Bonilla que informó los antecedentes de LaMia y su constitución en Bolivia sin tener la certificación correspondiente sobre su autonomía de vuelo para tramos largos.
“AASANA autoriza, teniendo en cuenta que no estaba certificada, sin embargo autoriza el plan de vuelo, lo cual no es correcto”, señaló.
En el proceso de despacho, AASANA aprobó el plan de vuelo a una altitud de 30 mil pies, que ya tenía una carencia para la autonomía de la nave. El despachante firmó pero sin firma, otra irregularidad encontrada, y se anotó como tiempo de vuelo 4 horas22 minutos, “como siempre”, lo cual no es correcto “porque una nave debe tener hora y media mayor a su tiempo de vuelo”. Finalmente, no se registró tampoco un aeropuerto de aterrizaje alternativo.
El peso de la nave evidenció una sobrecarga de 42.148 de 41.800 kilos permitidos, pero aquello no fue causa del siniestro, aclaró el militar colombiano.
El vuelo chárter de LaMia RJ85 terminó estrellándose en Rionegro la noche del 28 de noviembre dejando a 71 personas fallecidas, entre ellos el equipo de fútbol Chapecoense, además de seis heridos.
La tripulación boliviana, continúa el informe, hizo observaciones a los cálculos de combustible porque tenían el viento de frente y esto iba consumiendo más energía. Se discutió llegar a Leticia o Bogotá para reabastecerse, pero no se realizó ningún pedido a las torres de control. El piloto al final viró hacia Rionegro.
“Eran conscientes que el combustible que tenían no era el adecuado ni suficiente de acuerdo a la normativa internacional. Debe tenerse un combustible adicional al requerido para ir de origen a destino y subalterno con 15 minutos de sostenimiento y 5 por ciento adicional, esto requiere de 1 hora 30 minutos”, explicó.
En ese momento el voice recorder dejó de grabar y los datos que se tienen corresponden a comunicaciones con la torre de control de Rionegro.
Una nave de VivaColombia que se encontraba por la zona solicitó aterrizar y provisión al haber reportado falta de combustible en uno de sus tanques. Su sistema de alarma de niveles de combustible se activó y así alertó a la tripulación de esa línea colombiana Airbus 320. Eran 21 minutos antes del accidente.
La controladora de vuelo Yaneth Molina se comunicó con otra nave Avianca y otra de Lima que estaban en tráfico de aire en ese momento aproximándose a Rionegro.
Desde LaMia se solicitó patrones de sostenimiento como procedimiento regular en estos casos, aunque esto pudo terminar de consumir el combustible de la nave.
A las 9.49 hora de Colombia, a ocho minutos del accidente se reporta por primera vez el reporte sobre problemas de combustible quedando en espera de los vectores de vuelo. Se dio al piloto prioridad, pero no emergencia en el vuelo, pues aquello no se reportó hasta ese minuto.
El avión comenzó a descender mientras se daba instrucciones a las otras naves de cancelar aproximación a 3 mil pies, tanto por izquierda como por derecha porque había menos de una milla de distancia entre los tres vuelos.
La operadora pregunta sobre el tiempo de sostenibilidad y el piloto exige prioridad a las 9.52 cuando recién habla de una emergencia. Los flaps y tren de aterrizaje comenzaron a operar, pero el motor 3 inició el shut down automático, luego el motor 4.
La comunicación entre la operadora y el piloto de LaMia se torna angustiante, pues el avión ya tenía dos motores apagados. La operadora explica que la pista está húmeda y pregunta si se requiere servicios en tierra. “Le confirmaremos en tierra”, dijo el capitán Miguel Quiroga, cuando el avión ya tenía tres motores apagados.
Al final los cuatro motores turbo quedaron apagados a 3 minutos y 45 segundos del impacto.
A las 9:57:29 p.m. se reporta falla total, porque los motores ya apagados no generaban energía y al no tener combustible no se pudo iniciar ninguna carga. Lo único que quedaba era activar la batería de emergencia que solo da a una nave la luz necesaria para tres instrumentales básicos de navegación.
La desesperación se nota en la voz de los tripulantes que estaban a 9 mil pies pidiendo vectores. La señal se pierde un par de segundos a 2 millas de la pista. La altura mínima, confirmó Bonilla en este informe, era de 10 mil pies en la zona; es decir, el avión LaMia estaba muy por debajo de ese límite y por ello impacta con Cerro Gordo a una velocidad de 115 nudos o 230 kilómetros por hora.
La parte delantera impactó y fue cayendo dejando un surco profundo en la selva mientras la cola quedó quebrada al otro lado, esa fue la parte donde se ubicó a los sobrevivientes.
//@VisorBolivia/ Foto Captura Pantalla//
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