Escribe Mónica Olmos Campos

..."al final, es mujer"

Escribe Mónica Olmos Campos

OPINIÓN | 5 Ago 2021

El senador masista Hilarión Padilla manifestó en pleno hemiciclo de la Asamblea Legislativa Plurinacional que "no le gusta discutir con señoras" y que no tiene por qué discutir con la hermana Andrea Barrientos, senadora por CC porque "al final es mujer". Barrientos, por su parte, presentó denuncia formal ante la Comisión de Ética de dicha instancia legislativa.

El sistema patriarcal y machista instalado en Bolivia ha naturalizado la violencia de género, violencia que, como en esta oportunidad, no siempre es física ni acaba en feminicidio (pese a que se contabilizan más de 60 en lo que va del año).

La ley 348 reconoce 16 formas de violencia machista, y es curioso que el Senador del MAS -habiendo incurrido en al menos cuatro (mediática, simbólica, en contra de la dignidad, y en el ejercicio político)- la ALP incurra en una quinta forma, la institucional; sí, porque si el legislador que no debate asuntos políticos de interés común con mujeres por el simple hecho de considerar que estas no tienen la capacidad intelectual de hacerlo, no es juzgado por el tribunal de ética correspondiente, estará ejerciendo violencia de género en contra de Andrea Barrientos.

El tema duró poco menos de lo que suele vivir una noticia: En dos días el hecho ya no merece atención de las opiniones públicas porque, como he dicho, la pobrísima institucionalidad de la que padece Bolivia, ha naturalizado la violencia de género que suele ser tal solo cuando de por medio hay golpes, sangre, días de impedimento y muerte.

La violencia en contra de las mujeres parece que se ha simplificado al feminicidio y su abordaje, entonces, se ha reducido al ámbito criminal. Me pregunto si no es criminal mandar a callar a una mujer solo porque es mujer; si no es criminal que un legislador de la patria crea que una mujer no es capaz de discutir ideas políticas con él; si no es criminal seguir reproduciendo los roles de género y enviar, en otras palabras, a las mujeres a la cocina porque no están hechas para debatir con los machos alfa e iluminados del Senado.

Es criminal que desde el gobierno se minimice a la mujer, así como es criminal que desde ese mismo gobierno no se sancione al legislador por el explícito acto de violencia.

Esta generación que se llena la garganta con cánticos a las libertades individuales, a la igualdad de género, mujeres y hombres que defiende el lenguaje inclusivo, las opciones sexuales y demás, no se puede permitir que esto quede así. El Senador merece ser sancionado, y nosotras, las mujeres, merecemos respeto no por ser mujeres, sino por ser ciudadanas con derechos y deberes.

//*MÓNICA PATRICIA OLMOS CAMPOS ES COMUNICADORA SOCIAL Y DOCTORA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN//

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